Este libro es la transcripción del debate público celebrado entre Cornelius Castoriadis y los redactores de MAUSS (Mouvement anti-utilitariste dans les sciences sociales) en 1994
Lo primero que habría que decir es que es una conversación, no un texto escrito por Castoriadis en el que se expliquen y argumenten todas sus afirmaciones, sino un debate en el que inevitablemente se “pierde” en densidad teórica y se “gana” en espontaneidad.
El hilo conductor de dicho debate es la escurridiza y difícil cuestión de la Democracia. Que el asunto es espinoso queda patente a lo largo de toda la obra, la cual fue publicada, como indica Jean Louis Prat en su presentación, en la Revue du MAUSS en 1999 dos años después de la muerte de Castoriadis.
El ser humano no es un ser desencarnado, sino que pertenece a un lugar. Castoriadis defiende la tesis que la sociedad griega es una singularidad en la historia universal, “movimiento de autonomía dentro del segmento de la historia universal que supone el segmento griego-occidental”. La antigua Grecia es el germen de la verdadera política como actividad colectiva, de la puesta en cuestión de sí misma y de las instituciones existentes: “se habla como si en cualquier época la gente hubiera tomado posiciones políticas, se hubiera dado el derecho a discutir, a criticar a sus sociedades.¡Es una completa ilusión! ¡Provincianismo en un medio hiperculto! ¡Este derecho existió dos siglos en la Antigüedad y tres en la Edad Moderna! ¡Y no en todos los lugares! Sólo sobre pequeños promontorios, el promontorio griego o el promontorio occidental, europeo, eso es todo. En ningún otro lugar ha existido. Un chino, un indio tradicional, no consideran normal tomar posiciones políticas, juzgar a su sociedad. Por el contrario, les parece incluso inconcebible. No disponen del marco intelectual que les permita hacerlo” (página 39).